Es
mediodía y James Baldwin está caminando con un amigo por las calles del sur de
la isla de Manhattan. La luz roja los detiene en una esquina.
-
Mira- le dijo el amigo, señalando el suelo. Baldwin
mira. No ve nada.
-
¿Ves? ¿Estás viendo?
Y
entonces Baldwin clava la mirada y ve. Ve una mancha de aceite, ve el arcoíris.
Y más adentro, charco adentro, la calle pasa y la gente pasa por la calle, los
náufragos y los locos y los magos y el mundo entero pasa, asombroso mundo lleno
de mundos que en el mundo fulguran; y así, gracias a un amigo, Baldwin ve, por
primera vez en su vida, ve.
Eduardo Galeano
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